jueves, 17 de abril de 2014

LA LENGUA CONDUCE AL PARAÍSO O AL INFIERNO

En el Nombre de Allâh, Misericordioso, Compasivo. Alabado sea Allâh por habernos guiado al Camino Recto, habernos honrado con el Islam y guiarnos a la fe. Que Sus bendiciones sean con el sello de los Mensajeros y Profetas, aquel que transmitió el Mensaje y cumplió con lo que Allâh le encomendó, hasta que lo alcanzó la muerte por orden de Su Señor. Que las bendiciones y la paz de Allâh sean con él, su virtuosa familia y sus distinguidos compañeros.
Hermanos y hermanas, el día de hoy trataremos acerca de cómo la lengua puede convertirse en la causa por la cual una persona puede entrar al Paraíso o al Fuego.
Dice Allâh en el Sagrado Qurân: “Los que de la frivolidad se apartan” [Sûrah Al-Mu‘minûn (23), âyah 3]. Ibn Kathir (rahmatullâhi ‘alaihi), dijo que la palabra que aquí traducimos como frivolidad, significa pecado y asociación con Allâh. Sabuni (rahmatullâhi ‘alaihi), dijo que significa usar lenguaje abusivo, vulgar y maldecir.
El Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “La belleza del Islam de un hombre, es que él rechace cualquier cosa que no sea beneficiosa para él”. Este hadîth nos explica que la belleza del Islam es que rechacemos todo tipo de actos y dichos que no sean beneficiosos y que nos ocupemos en cosas que sean de provecho. Dice Allâh en el Qurân: “Hemos creado al hombre y sabemos lo que su alma le susurra. Estamos más cerca de él que su propia vena yugular” [Sûrah Qaf (50), âyah 16].
Dijo Mu‘ad Ibn Ÿabal (radiallâhu ‘anhu): “Dije: “¡Oh Mensajero de Allâh! ¿Qué obra me lleva al Jardín y me aleja del Fuego”. Dijo el Profeta (sallallâhu 'alaihi wa sallam): “Has preguntado una cosa que es fácil para aquel a quien Allâh se lo facilita; adorar a Allâh sin asociarle nada, observar la oración, pagar el zakâh, ayunar en Ramadân y peregrinar a la Casa (la Ka’bah)”. Luego dijo (sallallâhu 'alaihi wa sallam): “¿Quieres que te enseñe las puertas de la bondad?: el ayuno es protección, y la caridad apaga las faltas tal como el agua apaga el fuego, y la oración del hombre en el seno de la noche”. Después recitó: “Alejan sus costados de las camas para invocar a su Señor con temor y esperanza y de lo que les proveímos dan. Nadie sabe el consuelo que les está reservado en recompensa de los que hacen”. Luego dijo Rasûlullâh (sallallâhu 'alaihi wa sallam): “¿Quieres que te cuente qué es la cabeza del asunto, su pilar y su cúspide?”. Dije: “¡Por supuesto, Mensajero de Allâh!”. Dijo (sallallâhu 'alaihi wa sallam): “La cabeza del asunto es el Islam, su pilar es la oración y su cúspide es la lucha por la causa de Allâh”. Después dijo:“¿No quieres que te informe de la base de todo esto?”. Dije: “¡Por supuesto, Mensajero de Allâh!”. Entonces cogió su lengua y dijo: “Controla esto…”. Dije: “¡Oh Profeta de Allâh! ¿Seremos reprochados por lo que hablamos?”. Dijo:“Que tu madre se prive de ti ¡Oh Mu‘adh! ¿Acaso otra cosa vuelva a la gente de cara en el fuego, sino lo que sus lenguas cosechan?”.
Abu Musa (radiallâhu ‘anhu) dijo: “Pregunté: “¿Mensajero de Allâh, cuál es el mejor de los musulmanes?” Dijo (sallallâhu 'alaihi wa sallam): “¡Aquel que resguarda a los musulmanes de su lengua y de su mano!”. Por su parte ‘Uqba Ibn Amir (radiallâhu ‘anhu) dijo: “Pregunté al Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “¡Mensajero de Allâh! ¿Cuál sería la causa para mi salva­ción?” Contestó: “¡Controla tu lengua, atiende a los asuntos de tu casa y llora cuando te equivoques!”.
Se transmitió de ‘Âishah (radiallâhu ‘anha) que dijo: “Le dije al Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “¿No te basta saber de Safiyah, tal y tales defectos?” Y contestó: “¡Has dicho una palabra que si se mezclara con el agua del mar, quedaría toda impregnada y maloliente!”
Anas (radiallâhu ‘anhu) narra que El Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Cuando fui ascendido al cielo pasé junto a unas gentes que tenían uñas de latón, y se arañaban sus caras y pechos. Pregunté: “¿Quienes son estos, ŸIbrîl?” Dijo: “¡Son esos que comen la carne de la gente (murmuradores) y atentan contra su honor!”.
Allâh Subhanahu wa Ta‘âla dice en el Qurân: “¿O es que creen que no escuchamos su secreto y sus confidencias? Por El contrario, junto a ellos escriben Nuestros mensajeros” [Sûrah Az-Zujruf (43), âyah 80].
Otro significado de lo anterior es que debemos proteger nuestra lengua de hablar banalidades. La lengua puede ser el medio por el cual una persona entre al Paraíso o al Fuego. Diariamente, todas las partes del cuerpo imploran a la lengua, diciendo: “Oh lengua, teme a Allâh, por nosotros, porque si tú estás bien, nosotros estaremos bien, pero si tú haces lo incorrectos, nosotros estaremos mal”.
Dice Allâh Altísimo: “Muchas de sus conversaciones secretas no encierran ningún bien. Pero no es así quien manda a dar con generosidad, actuar según lo reconocido o reconciliar a los hombres. A quien haga esto, buscando el beneplácito de Allâh, le daremos una recompensa enorme” [Sûrah An-Nisâ (4), âyah 114]. Así pues, lo que un ser humano pronuncia se registra. Dice también Allâh: “No hay nada que diga sin que tenga a su lado, presente, un vigilante” [Sûrah Qaf (50), âyah 18]. Lo mejor que puede ser registrado a favor del ser humano es: invitar hacia el bien, prevenir del mal y el Dhikr, es decir el recuerdo de Allâh.
Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Inculquen el buen carácter y manténganse silenciosos”. La belleza de una persona es hablar sólo cuando sea necesario y esto es un medio de salvación para él en el Âjirah.
Abu Hurairah (radiallâhu ‘anhu) dijo: escuche el Mensajero de Allâh decir: “A veces al siervo que dice algo que complace a Allâh, sin darle importancia, Él lo eleva por ello varios grados. Y el siervo que dice algo que enoja a Allâh, sin darle importancia, desciende, por ello, en el Infierno”.
Un musulmán inteligente es aquel que no habla inútilmente y aquel que no habla mal de otros. Por esta razón las palabras del Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) podrían ser contadas con los dedos. Dijo Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “Aquel que se mantiene en silencio, gana la salvación”.
Luqmân (‘alaihis-salam) estaba una vez sentado acompañado de sus discípulos, cuando paso cerca de él una persona que al reconocerlo le dijo: “¿Eres tú quien yo creo que eres?”, él respondió afirmativamente, y el hombre le dijo: “Pero si tu antes solías llevar a pastar a los animales”, Luqmân (‘alaihis-salam) dijo: “Si”. El hombre preguntó: “¿Pero cómo alcanzaste este estatus?”, Luqmân (‘alaihis-salam) respondió: “Solamente diciendo la verdad y hablando cuando es necesario”.
En una ocasión, un sahabih estaba en su lecho de muerte y su rostro resplandecía. Alguien le preguntó por este brillo en su cara, y él dijo: “Yo solo hablé aquello que era beneficioso y mi corazón estaba limpio, porque nunca abrigue un mal sentimiento, odio o envidia por otro musulmán”. Un musulmán inteligente es aquel que mira sus propias faltas en lugar de ver las faltas de otros.
Dice Allâh en el Qurân: “Quien se presente con buenas acciones tendrá diez como ellas” [Al-An‘âm (6), âyah 160]. ‘Abdullâh Bin ‘Umar (radiallâhu ‘anhumâ) narró que cuando los estos versos fueron revelados en relación a los Beduinos, fue preguntado “¿Y qué hay acerca de los emigrantes?”. El recitó los siguientes versos: “Allâh no es injusto ni en el peso de lo más pequeño, y cualquier buena acción la multiplicará, por Su parte, con una enorme recompensa” [Sûrah An-Nisâ (4), âyah 40].
Allâh dice en el Qurân: “Y los que no invocan junto a Allâh a ningún otro dios ni matan a nadie que Allâh haya hecho inviolable a menos que sea con derecho; ni fornican, pues quien lo haga, encontrará la consecuencia de su falta. El Día del Levantamiento le será doblado el castigo y en él será inmortal, envilecido. Excepto quien se vuelva atrás, crea y obre rectamente, a ésos Allâh les sustituirá sus malas acciones por buenas. Allâh es Perdonador y Compasivo” [Sûrah Al-Furqân (25), âyât 68 a 70].
Hermanos y hermanas, roguemos a Allâh para que nos de la capacidad y el conocimiento en utilizar bien nuestras palabras y lengua de manera que la usemos sólo para alabarlo y hablar de Su Grandeza, Misericordia y Bondad. Amín.

REFLEXIONES

EVITA MALDECIR E INSULTAR


Cuando un musulmán adopta esta actitud hacia el enojo, entonces es natural que su lengua se abstenga  de proferir maldiciones e insultos. Lo que refuerza esta actitud y le impide hacerlo es su adhesión sincera a la guía moral del Islam que le advierte de insultar, maldecir o decir malas palabras. De manera que el musulmán no puede oír semejantes cosas, y menos aun decirlas. 


Estas nos son actitudes que benefician al musulmán que ha asimilado las enseñanzas del Islam. el siervo piadoso está lejos de todo esto, y se aleja cada vez más al entender el excelente ejemplo del Profeta Muhammad (sallallahu 'alaihi wa sallam), quien nunca profirió una palabra que pudiera ofender los sentimientos de una persona o dañar su honor. 

Por nosotros los musulmanes preservamos nuestras palabras y evitamos los insultos, aun cuando son provocados. Controlamos nuestro enojo, para no caer en el pecado y evitar iniciar una agresión. 

Y Allâh siempre sabe más.

wa salam o 3alaykom wa rahmatollahi wa barakatoh




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