sábado, 28 de febrero de 2015

NO TE ENTRISTEZCAS, ALLAH SIEMPRE ESTÁ CONTIGO


NO TE ENTRISTEZCAS, ALLAH SIEMPRE ESTÁ CONTIGO 



En el Nombre de Allah, 

Misericordioso, Compasivo. 

Alabado sea Allâh por habernos 

guiado al Camino Recto, 

habernos honrado con el Islam y 

guiarnos a la fe. Que Sus 

bendiciones sean con el sello de 

los Mensajeros y Profetas, aquel 

que transmitió el Mensaje y 

cumplió con lo que Allah le 

encomendó, hasta que lo 

alcanzó la muerte por orden de 

Su Señor. Que las bendiciones y la paz de Allâh sean con él, su virtuosa familia y sus 

distinguidos compañeros.

Hermanos y hermanas hoy trataremos a cerca de no te entristecerte, porque Allâh está 

siempre contigo.

Todo el tiempo se nos alienta a estar conscientes de Allâh. Como humanos no sabemos ni 

siquiera lo que ocurre con nosotros mismos. Pero nada está oculto para Allâh. Dice Allâh 

en el Sagrado Qurân: “Él tiene las llaves del No-Visto Y sólo Él lo conoce; y sabe lo 
que hay en la tierra y en el mar. No cae una sola hoja sin que Él no lo sepa, ni hay 
semilla en la profundidad de la tierra, ni nada húmedo o seco que no esté en un libro claro”

Si estás atravesando momentos de angustia y dolor, recuerda a Allâh, invoca Su nombre y 

pídele ayuda. Coloca tu frente en el suelo y alábalo para obtener así la verdadera libertad. 


Eleva tus manos mientras realizas la súplica, y pídele constantemente. Póstrate frente a Su  puerta, ten buenos pensamientos sobre Él y espera Su ayuda. Entonces encontrarás la 

felicidad y el éxito verdaderos. Si ves que la cuerda se tensa cada vez más, sabe que se 

cortará

Luego de las lágrimas llega la sonrisa, el miedo es reemplazado con el bienestar y la 

serenidad se apodera de la ansiedad. El Profeta Musa (‘alaihis-salam) no se ahogó en el 

Mar, porque pronunció firmemente con confianza y fortaleza: “¡No, no nos alcanzarán! 
Pues mi Señor está conmigo, y Él me indicará [qué hacer para salvarnos]” [Sûrah 
Ash-Shu‘ârâ (26), âyah 62].

Allâh dice en el Sagrado Qurân: “Y tanto si guardáis en secreto lo que decís como si lo divulgáis... Él es Conocedor de lo que encierran los pechos” (Sûrah Al Mulk [67], âyah 13) Por su parte Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) nos transmitió lo que Allâh ha dicho: “Yo trato a mi siervo de acuerdo con lo que él espera de Mí”.

Allâh Subhanahu wa Ta‘âla le será suficiente en todo, aun cuando los cielos, la tierra, o lo que hay entre ambos lo agobien, Allâh Altísimo le dará una salida.

Si por ejemplo vemos en la historia de Mûsa (‘alaihis-salâm), cuando Allâh inspiró a su madre:“Amamántalo y cuando temas por él, déjalo en el río, y no temas ni te entristezcas porque te lo devolveremos y haremos de él uno de los enviados” (Sûrah 

Qasas [28], âyah 7), entonces Allâh protegió y ayudó a Mûsa (‘alaihis-salâm) estando en la 

casa de su enemigo, el Faraón. En el mismo sentido, Allâh sacó al Profeta Yûsuf (‘alaihis-

salâm) de la profundidad del pozo y lo honró convirtiéndolo en rey de Egipto. También 

Allâh  alivió a Ibrahim (‘alaihis-salâm) del fuego y le concedió el honor de ser llamado el Amigo de  Allâh. El Profeta Ayûb (‘alaihis-salâm) tenía felicidad, riqueza, hijos, salud y gozó de todos 

estos dones de Allâh por aproximadamente 80 años; después vino la orden de Allâh y 

murieron todos sus  hijos, su salud se convirtió en enfermedad, la riqueza en pobreza, la 

felicidad en tristeza y sufrió mucho, pero nunca desespero de la ayuda de Allâh. Después 

de 8 años Allâh le devolvió a Ayûb (‘alaihis-salâm) todo lo que tenía.

A través de estos ejemplos y estas historias, Allâh nos enseña que quien busca Su ayuda, Él lo ayudará. 

Abû Bakr As-Siddîq (radiallâhu ‘anhu) dijo: “Cuando estábamos en la cueva vi los pies de los idólatras que nos perseguían, dije: “¡Enviado de Allâh! Si alguno mirara a sus pies nos verían”. Me dijo: “¿Qué crees, Abû Bakr, de dos cuyo Tercero es Allâh?”. [Al-Bujâri y Muslim]. Luego la paz y la tranquilidad descendieron sobre ellos.

Abû Huraîrah (radiallâhu ‘anhu) narró que el Enviado de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Dirá Allâh Subhanahu wa Ta‘âlâ: “¡Yo soy como mi siervo cree que soy con él. Estoy con él si Me recuerda. Cuando Me recuerda en la intimidad de su ser, lo recuerdo en la intimidad de Mi Ser, si Me recuerda ante un grupo, lo recuerdo ante un grupo mejor que su grupo!”. [Al-Bujâri y Muslim].

Dijo también el Mensajero de Allâh: “La mejor forma de adoración es esperar (con paciencia) un resultado feliz”. [At-Tirmidhi]. Si una situación alcanza un nivel crítico, luego llegará la luz y se abrirá una salida. Allâh dice: “(…) Y sabed que Allâh le facilitará a quien Le tema todos sus asuntos”[Sûrah (65), âyah 4]. Sé positivo y espera lo mejor ya que el Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) relata estas palabras de Allâh: “Ten en mente que el éxito se alcanza con la paciencia y el alivio llega después de la dificultad”. No te deprimas porque tienes a tu Señor quien dio solución a tus asuntos ayer y te las dará de igual manera mañana.

El Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “¡Es admirable el caso del creyente! Todo asunto encierra un bien para él y esto no ocurre con otro que no sea creyente. Pues, si le llega la facilidad y es agradecido con Allâh, hay un bien para él. Y si tiene paciencia ante la dificultad, también consigue un bien para él”.

Ibn ‘Abbâs (radiallâhu ‘anhu) perdió la vista, pero encontró alivio al pronunciar las siguientes palabras: “Si Allâh me quita la luz de mis ojos, mi corazón permanecerá iluminado, mi corazón entiende y mi mente no es perversa, y mi lengua es como el filo de una espada sin desenfundar”. Se consoló a sí mismo recordando los innumerables favores de Allâh que aún le quedaban habiendo perdido sólo uno de ellos.

En un solo día ‘Urwah Ibn Az-Zubair (radiallâhu ‘anhu) perdió una de sus piernas y se enteró que su hijo había muerto. Esta fue su reacción: “¡Oh, Allâh! A Ti pertenecen todas las alabanzas. Si lo has quitado, también me lo has dado. Y si me has puesto a prueba con estas dificultades, también me has salvado y cuidado. Me has dado cuatro extremidades mas sólo te has llevado una. Me has bendecido con cuatro hijos más sólo te has llevado uno”. Dice Allâh en el Qurân: “Les retribuirá con el Paraíso y con vestimentas de seda por haber tenido paciencia”  [Sûrah Al-Insân (76), âyah 12].

El hijo de Noé dejó de tener expectativas de Allâh y no solo fue abandonado sino que además Allâh lo convirtió en un ejemplo de su abandono. Dice el Sagrado Qurân: “Dijo [su hijo]: Me refugiaré en una montaña que me protegerá de las aguas” [Sûrah Hud (11), âyah 43]. Si se hubiera dirigido a Allâh (Enaltecido y exaltado sea), el resultado habría sido muy diferente.

Como dice Allâh en un Hadîth Qudsî (Dicho Sagrado de Allâh): “Oh hijo de Âdam! Te he creado para Mi adoración, por eso, no juegues, Yo he decidido tu sustento, no te agotes; si es mucho, no te alegres; y si es poco, no te entristezcas”.

Abu-Dhar (radiallâhu ‘anhu) narró que Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo que Allâh Altísimo ha dicho: “¡Oh, siervos míos! Todos estáis extraviados, salvo a quien yo guío, así que pedidme la guía que os guiare. ¡Oh siervos míos! Todos estáis hambrientos, salvo a quien he dado de comer, así que pedidme alimento que os alimentare. ¡Oh siervos míos! Todos estáis desnudos salvo a quien he vestido. ¡Así que pedidme vestimenta! que os vestiré. ¡Oh siervos míos! Cometéis errores noche y día, y yo os perdono todos ellos, ¡así que pedidme perdón! que he de perdonaros. ¡Oh siervos míos! No alcanzareis perjuicio con el cual podáis perjudicarme, ni alcanzareis beneficio con el cual podáis beneficiarme. ¡Oh siervos míos! Si el primero de vosotros y el último, los humanos y los genios, fueran tan piadosos como el corazón del más piadoso, no añadiría esto nada a mi reino. ¡Oh siervos míos! Si el primero de vosotros y el último, los humanos y los genios, fueran tan corruptos como el corazón del más corrupto, no disminuiría esto en nada a mi reino. ¡Oh siervos míos! si el primero de vosotros y el ultimo, humanos y genios, se reuniesen en un mismo lugar, pidiéndome y yo otorgándoles a cada uno su petición, no decrecería lo que poseo, así como no decrece (el nivel de) el mar si una aguja es introducida en él. ¡Oh siervos míos! Ciertamente, son vuestras obras, las que os computo, y luego os las recompensaré. Quien encuentre bien que alabe a Allâh, y quien encuentre lo contrario  que no reproche por ello sino a sí mismo”

Por eso, como creyentes, a pesar de nuestras dificultades y condiciones siempre debemos buscar la ayuda de Allâh con paciencia y oración, como Allâh nos enseña en el Qurân: “¡Vosotros que creéis! Buscad ayuda a través de la paciencia y de la Oración; es cierto que Allâh está con los pacientes”(Sûrah Al Baqarah [2], âyah 153).

Quiera Allâh darnos el Taufîq de entender estas enseñanzas y poder practicarlas. Amîn.

 

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